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GÉNESIS 4-7

GÉNESIS 4

Caín y Abel

1 El hombre se unió a Eva, su mujer, y ella concibió y dio a luz a Caín. Entonces dijo: «He procreado un varón, con la ayuda del Señor».

2 Más tarde dio a luz a Abel, el hermano de Caín, Abel fue pastor de ovejas y Caín agricultor.

3 Al cabo de un tiempo, Caín presentó como ofrenda al Señor algunos frutos del suelo,

4 mientras que Abel le ofreció las primicias y lo mejor de su rebaño. El Señor miró con agrado a Abel y su ofrenda,

5 pero no miró a Caín ni su ofrenda. Caín se mostró muy resentido y agachó la cabeza.

6 El Señor le dijo: «¿Por qué estás resentido y tienes la cabeza baja?

7 Si obras bien podrás mantenerla erguida; si obras mal, el pecado está agazapado a la puerta y te acecha, pero tú debes dominarlo».

8 Caín dijo a su hermano Abel: «Vamos afuera». Y cuando estuvieron en el campo, se abalanzó sobre su hermano y lo mató.

9 Entonces el Señor preguntó a Caín: «¿Dónde está tu hermano Abel?». «No lo sé», respondió Caín. «¿Acaso yo soy el guardián de mi hermano?».

10 Pero el Señor le replicó: «¿Qué has hecho? ¡Escucha! La sangre de tu hermano grita hacia mí desde el suelo.

11 Por eso maldito seas lejos del suelo que abrió sus fauces para recibir la sangre de tu hermano derramada por ti.

12 Cuando lo cultives, no te dará más su fruto, y andarás por la tierra errante y vagabundo».

13 Caín respondió al Señor: «Mi castigo es demasiado grande para poder sobrellevarlo.

14 Hoy me arrojas lejos del suelo fértil; yo tendré que ocultarme de tu presencia y andar por la tierra errante y vagabundo, y el primero que me salga al paso me matará».

15 «Si es así, le dijo el Señor, el que mate a Caín deberá pagarlo siete veces». Y el Señor puso una marca a Caín, para que al encontrarse con él, nadie se atreviera a matarlo.

16 Luego Caín se alejó de la presencia del Señor y fue a vivir a la región de Nod, al este de Edén.

Los descendientes de Caín

17 Caín se unió a su mujer, y ella concibió y dio a luz a Henoc. Caín fue el fundador de una ciudad, a la que puso el nombre de su hijo Henoc.

18 A Henoc le nació Irad. Irad fue padre de Mejuíael; Mejuíael fue padre de Metusael, y Metusael fue padre de Lamec.

19 Lamec tuvo dos mujeres: una se llamaba Adá, y la otra, Silá.

20 Adá fue madre de Iabal, el antepasado de los que viven en campamentos y crían ganado.

21 El nombre de su hermano era Iubal, el antepasado de los que tocan la lira y la flauta.

22 Silá, por su parte, fue madre de Tubal Caín, el antepasado de los forjadores de bronce y de los herreros. Naamá fue hermana de Tubal Caín.

El canto de Lamec

23 Lamec dijo a sus mujeres: «¡Adá y Silá, escuchen mi voz: mujeres de Lamec, oigan mi palabra! Yo maté a un hombre por una herida, y a un muchacho por una contusión.

24 Porque Caín será vengado siete veces, pero Lamec lo será setenta y siete».

Set y su descendencia

25 Adán se unió a su mujer, y ella tuvo un hijo, al que puso el nombre de Set, diciendo: «Dios me dio otro descendiente en lugar de Abel, porque Caín lo mató».

26 También Set tuvo un hijo, al que llamó Enós. Fue entonces cuando se comenzó a invocar el nombre del Señor.

GÉNESIS 5

Los patriarcas anteriores al Diluvio

1 La lista de los descendientes de Adán es la siguiente: Cuando Dios creó al hombre, lo hizo semejante a él.

2 Y al crearlos, los hizo varón y mujer, los bendijo y los llamó Hombre.

3 Adán tenía ciento treinta años cuando engendró un hijo semejante a él, según su imagen, y le puso el nombre de Set.

4 Después que nació Set, Adán vivió ochocientos años y tuvo hijos e hijas.

5 Adán vivió en total novecientos treinta años, y al cabo de ellos murió.

6 Set tenía ciento cinco años cuando fue padre de Enós.

7 Después que nació Enós, Set vivió ochocientos siete años y tuvo hijos e hijas.

8 Set vivió en total novecientos doce años, y al cabo de ellos murió.

9 Enós tenía noventa años cuando fue padre de Quenán.

10 Después que nació Quenán, Enós vivió ochocientos quince años y tuvo hijos e hijas.

11 Enós vivió en total novecientos cinco años, y al cabo de ellos murió.

12 Quenán tenía setenta años cuando fue padre de Mahalalel.

13 Después que nació Mahalalel, Quenán vivió ochocientos cuarenta años y tuvo hijos e hijas.

14 Quenán vivió en total novecientos diez años y al cabo de ellos murió.

15 Mahalalel tenía setenta y cinco años cuando fue padre de Iéred.

16 Después que nació Iéred, Mahalalel vivió ochocientos treinta años y tuvo hijos e hijas.

17 Mahalalel vivió ochocientos noventa y cinco años, y al cabo de ellos murió.

18 Iéred tenía ciento sesenta y dos años cuando fue padre de Henoc.

19 Después que nació Henoc, Iéred vivió ochocientos años y tuvo hijos e hijas.

20 Iéred vivió en total novecientos sesenta y dos años, y al cabo de ellos murió.

21 Henoc tenía sesenta y cinco años cuando fue padre de Matusalén.

22 Henoc siguió los caminos de Dios. Después que nació Matusalén, Henoc vivió trescientos años y tuvo hijos e hijas.

23 Henoc vivió en total trescientos sesenta y cinco años.

24 Siguió siempre los caminos de Dios, y luego desapareció porque Dios se lo llevó.

GÉNESIS 5.2425 Matusalén tenía ciento ochenta y siete años cuando fue padre de Lamec.

26 Después que nació Lamec, Matusalén vivió setecientos ochenta y dos años y tuvo hijos e hijas.

27 Matusalén vivió en total novecientos sesenta y nueve años, y al cabo de ellos murió.

28 Lamec tenía ciento ochenta y dos años cuando fue padre de un hijo,

29 al que llamó Noé, diciendo: «Este nos dará un alivio en nuestro trabajo y en la fatiga de nuestras manos, un alivio proveniente del suelo que maldijo el Señor».

30 Después que nació Noé, Lamec vivió quinientos noventa y cinco años y tuvo hijos e hijas.

31 Lamec vivió en total setecientos setenta y siete años, y al cabo de ellos murió.

32 Noé tenía quinientos años cuando fue padre de Sem, Cam y Jafet.

GÉNESIS 6

Los hijos de Dios y las hijas de los hombres

1 Cuando los hombres comenzaron a multiplicarse sobre la tierra y les nacieron hijas,

2 los hijos de Dios vieron que estas eran hermosas, y tomaron como mujeres a todas las que quisieron.

3 Entonces el Señor dijo: «Mi espíritu no va a permanecer activo para siempre en el hombre, porque este no es más que carne; por eso no vivirá más de ciento veinte años».

4 En aquellos días –y aún después– cuando los hijos de Dios se unieron con las hijas de los hombres y ellas tuvieron hijos, había en la tierra gigantes: estos fueron los héroes famosos de la antigüedad.

La corrupción de la humanidad

5 Cuando el Señor vio qué grande era la maldad del hombre en la tierra y cómo todos los designios que forjaba su mente tendían constantemente al mal,

6 se arrepintió de haber hecho al hombre sobre la tierra, y sintió pesar en su corazón.

7 Por eso el Señor dijo: «Voy a eliminar de la superficie del suelo a los hombres que he creado –y junto con ellos a las bestias, los reptiles y los pájaros del cielo– porque me arrepiento de haberlos hecho».

8 Pero Noé fue agradable a los ojos del Señor.

CAPILLA SIXTINA - DILUVIO UNIVERSAL - MIGUEL ÁNGEL - Génesis (6-8)

CAPILLA SIXTINA – DILUVIO UNIVERSAL – MIGUEL ÁNGEL – Génesis (6-8)

El anuncio del Diluvio y la orden de construir el arca

9 Esta es la historia de Noé. Noé era un hombre justo, irreprochable entre sus contemporáneos, y siguió siempre los caminos de Dios.

10 Tuvo tres hijos: Sem, Cam y Jafet.

11 Pero la tierra estaba pervertida a los ojos de Dios y se había llenado de violencia.

12 Al ver que la tierra se había pervertido, porque todos los hombres tenían una conducta depravada.

13 Dios dijo a Noé: «He decidido acabar con todos los mortales, porque la tierra se ha llenado de violencia a causa de ellos. Por eso los voy a destruir junto con la tierra.

14 Constrúyete un arca de madera resinosa, divídela en compartimientos, y recúbrela con betún por dentro y por fuera.

15 Deberás hacerla así: el arca tendrá ciento cincuenta metros de largo, treinta de ancho y quince de alto.

16 También le harás un tragaluz y lo terminarás a medio metro de la parte superior. Pondrás la puerta al costado del arca y harás un primero, un segundo y un tercer piso.

17 Yo voy a enviar a la tierra las aguas del Diluvio, para destruir completamente a todos los seres que tienen un aliento de vida: todo lo que hay en la tierra perecerá.

18 Pero contigo estableceré mi alianza: tú entrarás en el arca con tus hijos, tu mujer y las mujeres de tus hijos.

19 También harás entrar en el arca una pareja de cada especie de seres vivientes, de todo lo que es carne, para que sobrevivan contigo; deberán ser un macho y una hembra.

20 Irá contigo una pareja de cada especie de pájaros, de ganado y de reptiles, para que puedan sobrevivir.

21 Además, recoge víveres de toda clase y almacénalos, para que te sirvan de alimento, a ti y a ellos».

22 Así lo hizo Noé, cumpliendo exactamente todo lo que Dios le había mandado.

GÉNESIS 7

La entrada de Noé en el arca

1 Entonces el Señor dijo a Noé: «Entra en el arca, junto con toda tu familia, porque he visto que eres el único verdaderamente justo en medio de esta generación.

2 Lleva siete parejas de todas las especies de animales puros y una pareja de los impuros, los machos con sus hembras

3 –también siete parejas de todas las clases de pájaros– para perpetuar sus especies sobre la tierra.

4 Porque dentro de siete días haré llover durante cuarenta días y cuarenta noches, y eliminaré de la superficie de la tierra a todos los seres que hice».

5 Y Noé cumplió la orden que Dios le dio.

El comienzo del Diluvio

6 Cuando las aguas del Diluvio se precipitaron sobre la tierra, Noé tenía seiscientos años.

7 Entonces entró en el arca con sus hijos, su mujer y las mujeres de sus hijos, para salvarse de las aguas del Diluvio.

8 Y los animales puros, los impuros, los pájaros y todos los seres que se arrastran por el suelo,

9 entraron por parejas con él en el arca, como Dios se los había mandado.

10 A los siete días, las aguas del Diluvio cayeron sobre la tierra.

11 Noé tenía seiscientos años, y era el decimoséptimo día del segundo mes. Ese día, desbordaron las fuentes del gran océano y se abrieron las cataratas del cielo.

12 Y una fuerte lluvia cayó sobre la tierra durante cuarenta días y cuarenta noches.

13 Ese mismo día, habían entrado en el arca Noé, sus hijos, Sem, Cam y Jafet, su mujer y las tres mujeres de sus hijos;

14 y junto con ellos, los animales de todas las especies: las fieras, el ganado, los reptiles, los pájaros y todos los demás animales con alas.

15 Todas las clases de seres que están animados por un aliento de vida entraron con Noé en el arca; y lo hicieron por parejas,

16 machos y hembras, como Dios se lo había ordenado. Entonces el Señor cerró el arca detrás de Noé.

La inundación

17 El Diluvio se precipitó sobre la tierra durante cuarenta días. A medida que las aguas iban creciendo, llevaban el arca hacia arriba, y esta se elevó por encima de la tierra.

18 Las aguas subían de nivel y crecían desmesuradamente sobre la tierra, mientras el arca flotaba en la superficie.

19 Así continuaron subiendo cada vez más, hasta que en todas partes quedaron sumergidas las montañas, incluso las más elevadas.

20 El nivel de las aguas subió más de siete metros por encima de las montañas.

21 Entonces perecieron todos los seres que se movían sobre la tierra: los pájaros, el ganado, las fieras, todos los animales que se arrastran por el suelo, y también los hombres.

22 Murió todo lo que tenía un aliento de vida en sus narices, todo lo que estaba sobre el suelo firme.

23 Así fueron eliminados todos los seres que había en la tierra, desde el hombre hasta el ganado. los reptiles y los pájaros del cielo. Sólo quedó Noé y los que estaban con él en el arca.

24 Y las aguas inundaron la tierra por espacio de ciento cincuenta días.

JOEL

CAPILLA SIXTINA - PROFETA JOEL

CAPILLA SIXTINA – PROFETA JOEL

JOEL 1

1 Palabra del Señor, que fue dirigida a Joel, hijo de Petuel.

2 ¡Escuchen esto, ancianos, presten atención, todos los habitantes del país! ¿Sucedió algo así en los días de ustedes o en los días de sus padres?

3 Cuéntenlo a sus hijos, y estos a los suyos, y ellos a la siguiente generación.

4 Lo que dejó la oruga, lo devoró la langosta, lo que dejó la langosta, lo devoró el pulgón, lo que dejó el pulgón, lo devoró el roedor.

5 ¡Despierten, borrachos, y lloren! Laméntense todos los bebedores de vino, porque el vino nuevo se les ha retirado de la boca.

6 Un pueblo ha subido contra mi país, un pueblo poderoso e innumerable; sus dientes son dientes de león y tiene colmillos de leona.

7 ¡El convirtió mi viña en una desolación e hizo trizas mi higuera; las peló por completo y las derribó, y sus ramas se volvieron blancas!

8 Gime, como una virgen vestida de luto por el esposo de su juventud.

9 La ofrenda y la libación han desaparecido de la Casa del Señor.

10 El campo está devastado, la tierra está de duelo, porque el trigo ha sido arrasado, ha faltado el vino nuevo y el aceite fresco se agotó.

11 Aflíjanse, labradores, laméntense, viñadores, por el trigo y la cebada, porque se ha perdido la cosecha de los campos.

12 La viña está seca y la higuera marchita; granados, palmeras y manzanos, todos los árboles del campo se han secado. Sí, el gozo, lleno de confusión, se ha apartado de los seres humanos.

LECTURA DE LA PROFECÍA DE JOEL (1,13-15;2,1-2):

13 ¡Vístanse de duelo y laméntense, sacerdotes! ¡Giman, servidores del altar! ¡Vengan, pasen la noche vestidos de penitencia, ministros de mi Dios! Porque se ha privado a la Casa de su Dios de ofrenda y libación.

14 Prescriban un ayuno, convoquen a una reunión solemne, congreguen a los ancianos y a todos los habitantes del país, en la Casa del Señor, su Dios, y clamen al Señor.

15 ¡Ah, que Día! Porque está cerca el Día del Señor, y viene del Devastador como una devastación.

16 ¿No ha sido retirado el alimento delante de nuestros ojos, y también el gozo y la alegría, de la Casa de nuestro Dios?

17 Los granos se han petrificado bajo los terrones; los silos están devastados, los graneros en ruinas, porque se ha perdido el trigo.

18 ¡Cómo muge el ganado! Las manadas de vacas vagan sin rumbo, porque no tienen donde pastar. ¡También los rebaños de ovejas desfallecen!

19 Señor, yo clamo a ti, porque el fuego ha devorado los pastizales de la estepa, las llamas han consumido todos los árboles del campo.

20 Hasta los animales del campo suspiran por ti, porque los cauces de agua se han secado, y el fuego ha devorado los pastizales de la estepa.

JOEL 2

1 ¡Toquen la trompeta en Sión, hagan sonar la alarma en mi Montaña santa! ¡Tiemblen todos los habitantes del país, porque llega el Día del Señor, porque está cerca!

JOEL 2.12 ¡Día de tinieblas y oscuridad, día nublado y de sombríos nubarrones! Como la aurora que se extiende sobre las montañas, avanza un pueblo numeroso y fuerte como no los hubo jamás, ni lo habrá después de él, hasta en las generaciones más lejanas.

3 Delante de él, el fuego devora, detrás de él, la llama consume. El país es como un jardín de Edén delante de él, detrás de él, un desierto desolado. ¡Nada se le escapa!

4 Su aspecto es como el de los caballos, se abalanzan como corceles:

5 como un estrépito de carros de guerra que saltan sobre la cima de los montes; como el crepitar de la llama ardiente que devora la hojarasca; como un pueblo fuerte en orden de batalla.

6 Ante él, los pueblos se estremecen, se crispan todos los rostros.

7 Se abalanzan como valientes, como guerreros escalan las murallas. Cada uno avanza hacia adelante y no se entrecruzan sus caminos.

8 No se atropellan entre sí, cada uno va por su línea; arremeten en medio de las flechas, sin romper la formación.

9 Se precipitan sobre la ciudad, se abalanzan sobre las murallas, suben a las casas, entran por las ventanas como el ladrón.

10 ¡Ante él, la tierra tiembla, los cielos se conmueven, el sol y la luna se ensombrecen, las estrellas pierden su brillo!

11 El Señor hace oír su voz al frente de sus tropas: ¡qué numerosos son sus batallones, que poderoso el que ejecuta su palabra! Porque el Día del Señor es grande y terrible: ¿quién podrá soportarlo?

12 Pero aún ahora –oráculo del Señor– vuelvan a mí de todo corazón, con ayuno, llantos y lamentos.

13 Desgarren su corazón y no sus vestiduras, y vuelvan al Señor, su Dios, porque él es bondadoso y compasivo, lento para la ira y rico en fidelidad, y se arrepiente de tus amenazas.

14 ¡Quién sabe si él no se volverá atrás y se arrepentirá, y dejará detrás de sí una bendición: la ofrenda y la libación para el Señor, su Dios!

15 ¡Toquen la trompeta en Sión, prescriban un ayuno, convoquen a una reunión solemne,

16 reúnan al pueblo, convoquen a la asamblea, congreguen a los ancianos, reúnan a los pequeños y a los niños de pecho! ¡Que el recién casado salga de su alcoba y la recién casada de su lecho nupcial!

17 Entre el vestíbulo y el altar lloren los sacerdotes, los ministros del Señor, y digan: «¡Perdona, Señor, a tu pueblo, no entregues tu herencia al oprobio, y que las naciones no se burlen de ella! ¿Por qué se ha de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios?».

18 El Señor se llenó de celos por su tierra y se compadeció de su pueblo.

19 El Señor respondió y dijo a su pueblo: «Ahora, yo les envío el trigo, el vino nuevo y el aceite, y ustedes se saciarán con esto. Nunca más los entregaré al oprobio entre las naciones.

20 Al que viene del Norte lo alejaré de ustedes, lo arrojaré a una tierra árida y desolada: su vanguardia, hacia el mar oriental, su retaguardia, hacia el mar occidental; y subirá su hedor, subirá su pestilencia». –¡Porque él ha hecho grandes cosas!–.

21 ¡No temas, tierra, alégrate y regocíjate, porque el Señor ha hecho grandes cosas!

22 ¡No teman, animales del campo! Los pastizales de la estepa han reverdecido, los árboles producen sus frutos, la higuera y la viña dan sus riquezas.

23 ¡Alégrense, habitantes de Sión, regocíjense en el Señor, su Dios! Porque él les ha dado la lluvia de otoño en su justa medida, e hizo caer sobre ustedes, como en otros tiempos, el aguacero de otoño y de primavera.

24 Las eras se llenarán de trigo, y los lagares desbordarán de vino nuevo y aceite fresco.

25 Yo los resarciré por los años en que lo devoraron todo la langosta y el pulgón, el roedor y la oruga, mi gran ejército que envié contra ustedes.

26 Comerán abundantemente hasta saciarse, y alabarán el nombre del Señor, su Dios, que ha hecho maravillas con ustedes. ¡Mi pueblo jamás quedará confundido!

27 Así ustedes sabrán que yo estoy en medio de Israel, que yo soy el Señor, su Dios, y no hay otro. ¡Mi pueblo jamás quedará confundido!

JOEL 3

1 Después de esto, yo derramaré mi espíritu sobre todos los hombres: sus hijos y sus hijas profetizarán, sus ancianos tendrán sueños proféticos y sus jóvenes verán visiones.

2 También sobre los esclavos y las esclavas derramaré mi espíritu en aquellos días.

3 Haré prodigios en el cielo y en la tierra: sangre, fuego y columnas de humo.

4 El sol se convertirán en tinieblas y la luna en sangre, antes que llegue el Día del Señor, día grande y terrible.

5 Entonces, todo el que invoque el nombre del Señor se salvará, porque sobre el monte Sión y en Jerusalén se encontrará refugio, como lo ha dicho el Señor, y entre los sobrevivientes estarán los que llame el Señor.

JOEL 4

1 Porque en aquellos días, en aquel tiempo, cuando yo cambie la suerte de Judá y de Jerusalén,

2 congregaré a todas las naciones y las haré bajar al valle de Josafat. Allí entraré en juicio con ellas a favor de Israel, mi pueblo y mi herencia, porque lo han dispersado entre las naciones y se han repartido mi tierra.

3 Echaban suertes sobre mi pueblo, cambiaban a un muchacho por una prostituta, vendían a una muchacha por vino y se lo bebían.

4 Y ustedes también, Tiro y Sidón y todos los distritos de Filistea, ¿qué quieren de mí? ¿Van a tomar represalias contra mí? Si las toman, yo las haré caer muy pronto sobre sus cabezas.

5 ¡Ustedes, que sacaron mi plata y mi oro y se llevaron a sus templos mis tesoros preciosos;

6 ¡Ustedes, que vendieron los hijos de Judá y de Jerusalén a los habitantes de Javán, para alejarlos de su territorio!

7 Yo los haré resurgir del lugar donde ustedes los vendieron y haré recaer esas represalias sobre sus cabezas.

8 Venderé a los hijos y a las hijas de ustedes, los entregaré a los hijos de Judá, y ellos los venderán a los sabeos, a una nación lejana, porque ha hablado el Señor.

9 Publiquen esto entre las naciones: ¡Santifíquense para el combate! ¡Animen a los valientes! ¡Que se presenten y suban todos los hombres de guerra!

10 Forjen espadas con sus azadones y lanzas con sus hoces; que el débil diga: «¡Soy un valiente!».

11 Apúrense a venir todas las naciones de alrededor, y congréguense allí. ¡Que desciendan tus valientes, Señor!

LECTURA DE LA PROFECÍA DE JOEL (4,12-21):

12 ¡Que despierten y suban las naciones al valle de Josafat! Porque allí me sentaré para juzgar a todas las naciones de alrededor.

13 Pongan mano a la hoz: la mies está madura; vengan a pisar: el lagar está lleno; las cubas desbordan: ¡tan grande es su maldad!

14 ¡Multitudes innumerables en el valle de la Decisión! Porque se acerca el Día del Señor en el valle de la Decisión.

15 El sol y la luna se oscurecen, las estrellas pierden su brillo.

16 El Señor ruge desde Sión y desde Jerusalén hace oír su voz: ¡tiemblan el cielo y la tierra! ¡Pero el Señor será un refugio para su pueblo, un resguardo para los israelitas!

17 Así ustedes sabrán que yo soy el Señor, su Dios, que habito en Sión, mi santa Montaña. Jerusalén será un lugar santo, y los extranjeros no pasarán más por ella.

18 Aquel día, las montañas destilarán vino nuevo y manará leche de las colinas; por todos los torrentes de Judá correrán las aguas, y brotará un manantial de la Casa del Señor, que regará el valle de las Acacias.

19 Egipto se convertirá en una desolación y Edom en un desierto desolado, a causa de la violencia cometida contra las hijos de Judá, cuya sangre inocente derramaron en su país.

20 Pero Judá será habitada para siempre y Jerusalén por todas las generaciones.

21 Yo vengaré su sangre, no la dejaré impune, y el Señor tendrá su morada en Sión.

MATEO 1-4

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO (1,1-16.18-23):

MATEO 1

1 Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham:

2 Abraham fue padre de Isaac; Isaac, padre de Jacob; Jacob, padre de Judá y de sus hermanos.

3 Judá fue padre de Fares y de Zará, y la madre de estos fue Tamar. Fares fue padre de Aram;

4 Aram, padre de Aminadab; Aminadab, padre de Naasón; Naasón, padre de Salmón.

5 Salmón fue padre de Booz, y la madre de este fue Rahab. Booz fue padre de Obed, y la madre de este fue Rut. Obed fue padre de Jesé;

6 Jesé, padre del rey David. David fue padre de Salomón, y la madre de este fue la que había sido mujer de Urías.

7 Salomón fue padre de Roboam; Roboam, padre de Abías; Abías, padre de Asá;

8 Asá, padre de Josafat; Josafat, padre de Joram; Joram, padre de Ozías.

9 Ozías fue padre de Joatam; Joatam, padre de Acaz; Acaz, padre de Ezequías;

10 Ezequías, padre de Manasés. Manasés fue padre de Josías;

11 Josías, padre de Jeconías y de sus hermanos, durante el destierro en Babilonia.

12 Después del destierro en Babilonia: Jeconías fue padre de Salatiel; Salatiel, padre de Zorobabel;

13 Zorobabel, padre de Abiud; Abiud, padre de Eliacim; Eliacim, padre de Azor.

14 Azor fue padre de Sadoc; Sadoc, padre de Aquim; Aquim, padre de Eliud;

15 Eliud, padre de Eleazar; Eleazar, padre de Matán; Matán, padre de Jacob.

16 Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo.

17 El total de las generaciones es, por lo tanto: desde Abraham hasta David, catorce generaciones; desde David hasta el destierro en Babilonia, catorce generaciones; desde el destierro en Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.

18 Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no han vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo.

19 José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.

20 Mientras pensaba en esto, el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo.

21 Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados».

22 Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta:

23 «La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel», que traducido significa: «Dios con nosotros».

ESTRELLA FUGAZ

SAN BERNARDO (1091-1153), monje cisterciense y doctor de la Iglesia 
Homilías sobre las palabras del Evangelio:”El ángel fue enviado”, n° 2, 17

“María, de la cuál nació Jesús, llamado Cristo”

«El nombre de la Virgen era María» (Lc 1,27). Este nombre significa: «ESTRELLA DEL MAR», y le encaja admirablemente a la Virgen madre. Nada es más justo que compararla con una estrella que da sus rayos sin alterarse, como Ella que da a luz a su hijo sin detrimento de su cuerpo virgen. Es ciertamente esta «noble estrella nacida de Jacob» (Núm 24,17), cuyo esplendor ilumina el mundo entero, que brilla en los cielos y penetra hasta los infiernos… Verdaderamente Ella es esta bella y admirable estrella, que se levanta por encima del mar inmenso, resplandeciendo de méritos, alumbrando por su ejemplo.

        Todos vosotros, quienquiera que seáis, quienquiera que estéis hoy en alta mar, sacudidos por la tormenta y la tempestad, lejos de tierra firme, poned los ojos en la luz de esta estrella, para evitar el naufragio. ¡Si los vientos de la tentación se levantan, si ves acercarse el escollo de la prueba, mira la estrella, invoca a María!

Si eres sacudido por los vacíos del orgullo, de la ambición, de la maledicencia o de los celos, levanta la mirada hacia la estrella, invoca a María…

Si te abruma la grandeza de tus pecados, humillado por la vergüenza de tu conciencia, espantado por el temor del juicio, si estás a punto de zozobrar en el precipicio de la tristeza y la desesperación, piensa en María. ¡En el peligro, la angustia, la duda, piensa en María, invoca a María!

Qué su nombre jamás abandone tus labios ni tu corazón… Siguiéndola, no te extraviarás; rogándole, no desesperarás; pensando en ella, te alejarás del falso camino. Si te tiene de la mano, no zozobrarás; si te protege, nada temerás; bajo su amparo, ignorarás el cansancio; bajo su protección, llegarás hasta el fin. Y comprenderás por tu propia experiencia cuán justas son estas palabras: «El nombre de la Virgen era María».

HOMILÍA

Ruperto de Deutz, Libro de la santísima Trinidad y sus obras (Lib 33: 4-5 CCL CM 23, 1784-1786)

Éste es el libro de la genealogía selecta

Ábranos ahora él mismo el libro de su genealogía, para que nos sea dado ver cuál es y por qué razón se escribió dicha genealogía, y a qué se debe el enunciado de «Libro de la genealogía». En el Génesis leemos: Este es el libro de la genealogía de Adán. Cuando el Señor creó al hombre, lo hizo a su propia imagen, varón y hembra los creó, los bendijo y los llamó Hombre al crearlos. Este —dice—es el libro de la genealogía de Adán, libro terreno, libro de una genealogía terrena, de una genealogía escrita en la tierra, según aquello: Los que se apartan de ti serán inscritos en el polvo. Y efectivamente, el hombre se había apartado de Dios, y, al apartarse, mereció ser inscrito en el polvo, pues Dios le había dicho: Hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella te sacaron; pues eres polvo y al polvo volverás.

En cambio, el hombre Cristo Jesús, rey noble, rey grande, hombre celestial, hombre nuevo, si nació y se nos ha dado como rey ha sido para escribir el nombre de sus súbditos en el libro de la vida, para inscribir el nombre de sus ciudadanos en el registro del cielo. Por consiguiente, éste es el libro de la genealogía selecta, de la genealogía cristiana escrita en el cielo, libro ampliamente distinto de la genealogía de Adán, pues en éste aparece indiscriminada la genealogía de los hijos de los hombres y la de los hijos de Dios.

En cambio, este libro sólo da cabida a la genealogía de los hijos de Dios, hermanos y coherederos de Jesucristo. De no ser así, ¿cuál sería la razón de prolongar la serie genealógica hasta José, que no engendró a Jesucristo? Por eso el santo evangelista —cual convenía a la dignidad evangélica— se preocupó menos de la genealogía de Jesucristo según la carne, que afectaba a unos pocos y quepor sí sola no les bastaba para la salvación, centrando su atención en la genealogía de la gracia, que afectaba o era susceptible de afectar a una muchedumbre y que por sí sola les bastaba para la salvación. Apoyando esto con su autoridad, aquel de cuyo árbol genealógico se trata, al decirle una mujer levantando la voz de entre el gentío: ¡Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron!, replicó, rectificando esta alabanza imperfecta en sus motivaciones: Mejor: ¡Dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen!

Esto es lo que hizo, oh Cristo, aquel dichoso vientre que te llevó, pues dio crédito a la palabra de Dios, creyó al ángel que le anunciaba la omnipotencia de Dios, y dio una temprana prueba de su fe diciendo: Hágase en mí según tu palabra. Esto es lo que hizo Abrahán, quien, teniendo una esposa que era estéril, dio fe a Dios que le decía: Todos los pueblos del mundo se bendecirán con tu descendencia. Y apoyado en esta fe y seguro del premio prometido, emprendió aquella su inacabable peregrinación. Por eso también él es dichoso con el testimonio de la alabanza evangélica, alabanza que ha quedado esculpida aquí al comienzo del libro:…de Jesucristo, hijo de Abrahán.

Por lo que a David se refiere, había sido rey, y se le había hecho una promesa real, diciendo: A uno de tu linaje pondré sobre tu trono. Más aún: con sus gestas había prefigurado los misterios del reino de Cristo, su Hijo, y los cantó de palabra. Toda la Iglesia canta sus palabras, y, cantándolas, celebra el reino de Cristo. Así, por ejemplo, en aquel rey que fue David, habla este rey, que es Cristo: Yo mismo he sido establecido rey por él en Sión, su monte santo, para proclamar el decreto del Señor.

Con razón, pues, aquí, en el árbol genealógico, el evangelista ha dado la precedencia al rey, padre del Rey, sobre el otro padre que la Escritura presenta como padre únicamente de la descendencia, es decir, del hombre, diciendo: Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán.

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24 Al despertar, José hizo lo que el Angel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa,

25 y sin que hubieran hecho vida en común, ella dio a luz un hijo, y él le puso el nombre de Jesús.

MATEO 2

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO (2,1-12):

1 Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén

2 y preguntaron: «¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo».

3 Al enterarse, el rey Herodes quedó desconcertado y con él toda Jerusalén.

4 Entonces reunió a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarles en qué lugar debía nacer el Mesías.

5 «En Belén de Judea, –le respondieron–, porque así está escrito por el Profeta:

6 «Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de ti surgirá un jefe que será el Pastor de mi pueblo, Israel»».

7 Herodes mandó llamar secretamente a los magos y después de averiguar con precisión la fecha en que había aparecido la estrella,

8 los envió a Belén, diciéndoles: «Vayan e infórmense cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo hayan encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje».

9 Después de oír al rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño.

10 Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría,

11 y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones, oro, incienso y mirra.

12 Y como recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su tierra por otro camino.

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LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO (2,13-18):

13 Después de la partida de los magos, el Angel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo».

14 José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto.

15 Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por medio del Profeta: «Desde Egipto llamé a mi hijo».

16 Al verse engañado por los magos, Herodes se enfureció y mandó matar, en Belén y sus alrededores, a todos los niños menores de dos años, de acuerdo con la fecha que los mayor le habían indicado.

17 Así se cumplió lo que había sido anunciado por el profeta Jeremías:

18 «En Ramá se oyó una voz, hubo lágrimas y gemidos: es Raquel, que llora a sus hijos y no quiere que la consuelen, porque ya no existen».

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19 Cuando murió Herodes, el Angel del Señor se apareció en sueños a José, que estaba en Egipto,

20 y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, y regresa a la tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban contra la vida del niño».

21 José se levantó, tomó al niño y a su madre, y entró en la tierra de Israel.

22 Pero al saber que Arquelao reinaba en Judea, en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí y, advertido en sueños, se retiró a la región de Galilea,

23 donde se estableció en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió lo que había sido anunciado por los profetas: «Será llamado Nazareno».

MATEO 3

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO (3,1-12):

1 En aquel tiempo se presentó Juan el Bautista, proclamando en el desierto de Judea:

2 «Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca».

3 A él se refería el profeta Isaías cuando dijo: «Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos».

4 Juan tenía una túnica de pelos de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre.

5 La gente de Jerusalén, de toda la Judea y de toda la región del Jordán iba a su encuentro,

6 y se hacía bautizar por él en las aguas del Jordán, confesando sus pecados.

7 Al ver que muchos fariseos y saduceos se acercaban a recibir su bautismo, Juan les dijo: «Raza de víboras, ¿quién les enseñó a escapar de la ira de Dios que se acerca?

8 Produzcan el fruto de una sincera conversión,

9 y no se contenten con decir: «Tenemos por padre a Abraham». Porque yo les digo que de estas piedras Dios puede hacer surgir hijos de Abraham.

10 El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles: el árbol que no produce buen fruto será cortado y arrojado al fuego.

11 Yo los bautizo con agua para que se conviertan; pero aquel que viene detrás de mí es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de quitarle las sandalias. El los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego.

12 Tiene en su mano la horquilla y limpiará su era: recogerá su trigo en el granero y quemará la paja en un fuego inextinguible».

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LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO (3,13-17):

13 Entonces Jesús fue desde Galilea hasta el Jordán y se presentó a Juan para ser bautizado por él.

14 Juan se resistía, diciéndole: «Soy yo el que tiene necesidad de ser bautizado por ti, ¡y eres tú el que viene a mi encuentro!».

15 Pero Jesús le respondió: «Ahora déjame hacer esto, porque conviene que así cumplamos todo lo que es justo». Y Juan se lo permitió.

16 Apenas fue bautizado, Jesús salió del agua. En ese momento se abrieron los cielos, y vio al Espíritu de Dios descender como una paloma y dirigirse hacia él.

17 Y se oyó una voz del cielo que decía: «Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección».

CAPILLA SIXTINA - BAUTISMO DE CRISTO - P. Perugino (Mateos 3,13-17; Marcos 1,9-11; Lucas 3,21-22; Juan 1,29-34),

CAPILLA SIXTINABAUTISMO DE CRISTO P. Perugino (Mateo 3,13-17; Marcos 1,9-11; Lucas 3,21-22; Juan 1,29-34),

San Juan Crisóstomo (c 345-407), sacerdote en Antioquía, después obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia Homilía sobre el evangelio de Mateo, n° 12; PG 57, 201
“El Espíritu Santo descendió sobre Jesús en forma de paloma”

Consideremos el gran milagro que se produjo después del bautismo del Salvador; es el preludio de los que iban a venir. No se abre el antiguo Paraíso, sino el mismo cielo: «tan pronto como Jesús fue bautizado, se abrieron los cielos» (Mt 3,16). ¿Por qué razón, pues, se abren los cielos?—Para que os deis cuenta que también en vuestro bautismo se abre el cielo, os llama Dios a la patria de arriba y quiere que no tengáis ya nada de común con la tierra… Sin embargo, aun cuando ahora no se den esos signos sensibles, nosotros aceptamos lo que ellos pusieron una vez de manifiesto.
La paloma apareció entonces para señalar como con el dedo a los allí presentes y a Juan mismo, que Jesús era Hijo de Dios. Más no sólo para eso, sino para que tú también adviertas que en tu bautismo viene también sobre ti el Espíritu Santo. Pero ahora ya no necesitamos de visión sensible, pues la fe nos basta totalmente.
Pero ¿por qué apareció el Espíritu Santo en forma de paloma? —Porque la paloma es un ave mansa y pura. Como el Espíritu Santo es espíritu de mansedumbre aparece bajo la forma de paloma. La paloma por otra parte, nos recuerda también la antigua historia. Porque bien sabéis que cuando nuestro linaje sufrió el naufragio universal y estuvo a punto de desaparecer, apareció la paloma para señalar el final de la tormenta, y, llevando un ramo de olivo, anunció la buena nueva de la paz sobre toda la tierra. Todo lo cual era figura de lo por venir… Y, en efecto, cuando entonces las cosas habían llegado a un estado de desesperación, todavía hubo solución y remedio.
Lo que llegó en otro tiempo por el diluvio de las aguas, llega hoy como por un diluvio de gracia y de misericordia… No es tan solo a un hombre, a quien la paloma llama a salir del arca para repoblar la tierra: atrae a todos los hombres hacia el cielo. En lugar de una rama de olivo, trae a los hombres la dignidad de su adopción como niños de Dios.

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MATEO 4

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO (4,1-11):

1 Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio.

2 Después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, sintió hambre.

3 Y el tentador, acercándose, le dijo: «Si tú eres Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes».

4 Jesús le respondió: «Está escrito: «El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios»».

MATEO 4.4

5 Luego el demonio llevó a Jesús a la Ciudad santa y lo puso en la parte más alta del Templo,

6 diciéndole: «Si tú eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: «Dios dará órdenes a sus ángeles, y ellos te llevarán en sus manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra»».

7 Jesús le respondió: «También está escrito: «No tentarás al Señor, tu Dios»».

8 El demonio lo llevó luego a una montaña muy alta; desde allí le hizo ver todos los reinos del mundo con todo su esplendor,

9 y le dijo: «Te daré todo esto, si te postras para adorarme».

10 Jesús le respondió: «Retírate, Satanás, porque está escrito: «Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto»».

MATEO 4.10

11 Entonces el demonio lo dejó, y unos ángeles se acercaron para servirlo.

Tentaciones de Cristo

CAPILLA SIXTINA TENTACIONES DE CRISTO (Mateo 4,1-11; Marcos 1,12; Lucas 4,1-13) y LA PURIFICACIÓN DEL LEPROSO (Mateo 8,1-4; Marcos 1,40-45; Lucas 5,12-16)Sandro Botticelli Botticelli representa las tres promesas con las que el demonio tentó a Jesucristo en el fondo de la escena, mientras que en un primer plano tiene lugar la celebración del sacrificio judío que, según la antigua costumbre, se lleva a cabo diariamente en el templo, en referencia a la muerte de Cristo en la cruz. Tras la escena principal, Botticelli pintó las tres tentaciones de Cristo narradas en los Evangelios: en el episodio de la izquierda, el diablo, vestido de eremita, exhorta a Cristo para que convierta las piedras en panes; en el centro, le invita a lanzarse desde lo alto del templo de Jerusalén para ser recogido por los ángeles, y, a la derecha, le muestra las riquezas de los reinos del mundo que le dará si se postra y lo adora. Sin embargo, Cristo expulsa al demonio, quien por último desvela su verdadera faz. Tres ángeles preparan la mesa para la celebración de la Eucaristía, momento que tiene su correlación con el Sumo Sacerdote del primer plano, quien recibe la ofrenda de una bandeja llena de sangre.

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LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO (4,12-17. 23-25):

12 Cuando Jesús se enteró de que Juan había sido arrestado, se retiró a Galilea.

13 Y, dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaúm, a orillas del lago, en los confines de Zabulón y Neftalí,

14 para que se cumpliera lo que había sido anunciado por el profeta Isaías:

15 «¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, país de la Transjordania, Galilea de las naciones!

16 El pueblo que se hallaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los que vivían en las oscuras regiones de la muerte, se levantó una luz.»

17 A partir de ese momento, Jesús comenzó a proclamar: «Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca».

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LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO (4,18-22):

18 Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores.

19 Entonces les dijo: «Síganme, y yo los haré pescadores de hombres».

MATEO 4.19

20 Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron.

21 Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca de Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó.

22 Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron.

CAPILLA SIXTINA – VOCACIÓN DE LOS PRIMEROS APÓSTOLES (Mateos 4,18-22; Marcos 1,16-20; Lucas 5,1-11) – D. Ghirlandaio

CAPILLA SIXTINAVOCACIÓN DE LOS PRIMEROS APÓSTOLES (Mateos 4,18-22; Marcos 1,16-20; Lucas 5,1-11) – D. Ghirlandaio En primer plano la Vocación de los primeros apóstoles Pedro y Andrés, mientras que en el fondo se encuentra la llamada de Juan y Jaime

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23 Jesús recorría toda la Galilea, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del reino y curando todas las enfermedades y dolencias de la gente.

24 Su fama se extendió por toda la Siria, y le llevaban a todos los enfermos, afligidos por diversas enfermedades y sufrimientos: endemoniados, epilépticos y paralíticos, y él los curaba.

25 Lo seguían grandes multitudes que llegaban a Galilea, de la Decápolis, de Jerusalén, de Judea y de la Transjordania.

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